“No se puede ser católicos y sectarios”, dijo el papa Francisco en una entrevista divulgada este viernes 28 de octubre en exclusiva por la Revista de los jesuitas, la Civiltá Cattolica.
El Obispo de Roma durante la entrevista habló abiertamente de sus esperanzas y expectativas respecto a su próximo viaje a Lund y Malmo para asistir a la conmemoración del 500 aniversario de la Reforma, organizada por la Federación Luterana Mundial y el Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos.
“Quiero decir una palabra: cercanía. Mi esperanza y mi expectativa es la de estar más cerca de mis hermanos y mis hermanas. La proximidad es buena para todos. La distancia, en cambio, nos enferma. Cuando nos alejamos, nos cerramos en nosotros mismos y nos volvemos entidades, incapaces de encontrarnos.
Nos dejamos llevar por los temores. Tenemos que aprender a trascender para encontrar a los otros. Si no lo hacemos, también nosotros los cristianos nos enfermamos de división. Mi expectativa es ser capaz de dar un paso de cercanía, para estar más cerca de mis hermanos y mis hermanas que viven en Suecia”, expresó.
El Papa narra algunos hechos inéditos como sus amistades juveniles con los luteranos en Buenos Aires y, sucesivamente, durante su sacerdocio y ministerio episcopal, entre otros detalles.
Le preguntan sobre lo que la Iglesia católica podría aprender de la tradición luterana: “Pienso en dos palabras: “reforma” y “Escritura“. Trato de explicarme. La primera es la palabra “reforma”. Al inicio lo de Lutero fue un gesto de reforma en un momento difícil para la Iglesia. Lutero quería poner remedio a una situación compleja.
Después este gesto –en parte debido a situaciones políticas, pensamos también al cuius regio eius religio– se convirtió en un “estado” de separación y no en un “proceso” de reforma de toda la Iglesia, que en cambio es fundamental, porque la Iglesia es semper reformanda.
La segunda palabra es “Escritura”, la Palabra de Dios. Lutero hizo un gran paso para poner la Palabra de Dios en las manos del pueblo.
Reforma y Escritura son las dos cosas fundamentales que podemos profundizar observando la tradición luterana. Se me ocurren ahora mismo las Congregaciones generales antes del Cónclave (donde se elige al nuevo Sucesor de Pedro) y cuán viva y presente la petición de una reforma ha estado en nuestras discusiones”.