La progresiva descristianización de Francia tiene ya una traducción material: numerosos templos cierran, por falta de culto, y son derruidos por la grúa para construir parkings o supermercados en su lugar. Al tiempo que se levantan más de 2.000 mezquitas al año.
Trece siglos después de que Carlos Martel parara los pies a los musulmanes en la batalla de Poitiers, los seguidores de Mahoma invaden Francia a golpe de erigir mezquitas mientras se cierran o son destruidos numerosos templos cristianos.
El panorama ha cambiado de una manera drástica en tan solo un siglo, y Francia actualmente ya está considerado como el país europeo con el mayor número de musulmanes practicantes (más de 5 millones). Y los últimos datos apuntan a que se construyen más mezquitas musulmanas que iglesias católicas.
Mientras los franceses se debaten entre la seguridad de sus fronteras y la solidaridad hacía su gran población musulmana, se enfrentan a una rápida descristianización.
Las 2.200 mezquitas que hay actualmente, no son suficientes para albergar a los musulmanes que viven en el país galo.
Así lo afirma el presidente del Consejo francés de culto musulmán (CFCM) y responsable de la Gran Mezquita de París, Dalil Boubakeur, quién ha confirmado que pretenden duplicar en menos de dos años sus mezquitas y lugares de culto.
Por su parte, el número de iglesias que se han construido en Francia en el último año se limita a 20 y se han cerrado y/o destruido más de 60 templos católicos, un número claramente inferior al de lugares de culto de la religión musulmana.
10.000 Templos cristianos están en peligro de ser destruidos
Según, un informe del Observatorio de patrimonio religioso francés (OPR), en Francia hay 45.000 iglesias de las cuales, 10.000 están en peligro de ser destruidas.
El último ejemplo de la destrucción que vive Francia tanto en cultura, religión y arte, es la demolición de la iglesia de Sainte-Gemmes-d’Andigné (Maine-et-Loire). El alcalde alega que se demolió por el mal estado del edificio. Sin embargo, un alto porcentaje de la población ha tachado este suceso de desprecio a la herencia religiosa.
Otra de las grandes iglesias derruidas por la piqueta en Francia fue la de Saint-Jacques d’ Abbeville, templo neogótico que data de 1868 y que fue destruido en 2013 por 350.000 euros. Las autoridades explicaron que “era más barato demolerla que restaurarla”.
Las autoridades francesas prefieren demoler las iglesias para construir centros comerciales, tiendas, edificios de apartamentos…
Un factor clave para que grúas y piquetas muerdan los muros neogóticos de las iglesias es el descenso de la práctica religiosa. Aunque el 64% de la población francesa se define católica, apenas el 5% acude a misa los domingos, según el Instituto Francés de la Opinión Pública (IFOP).
En tanto que el 75% de los más de 5 millones de musulmanes se identifica como creyente y el 41% practica el islam.
En esta situación, muchas iglesias de zonas rurales, castigadas por el envejecimiento de la población autóctona, se han convertido en lugares vacíos, sin apenas culto o directamente cerrados. Y los ayuntamientos no quiere dedicar un buen pellizco de los presupuestos a restaurarlas o remozarlas.
Lo que prefieren es demolerlas para construir centros comerciales, tiendas, edificios de apartamentos o parkings.
En otros casos, en lugar de ser demolidas, algunas de esas iglesias están siendo utilizadas por la propia comunidad musulmana. Algunos ayuntamientos han permitido que la población musulmana utilice esas iglesias abandonadas para rezar los viernes y con el objetivo de resolver los problemas de tránsito provocados por las oraciones que tenían lugar en la calle.
Musulmanes, ¿ciudadanos de segunda clase?
Lo curioso es que aunque las facilidades a la comunidad musulmana francesa está por encima de las facilidades a los cristianos, los mahometanos franceses siguen alegando sentirse “ciudadanos de segunda clase” o de “segunda división”.
Sentimientos derivados de la ley que prohíbe acudir con velo a los colegios públicos, no poder impartir una asignatura de árabe o incluso la interdicción de crear una política financiera islámica.
Francia es el país de Europa de donde salen más terroristas
Sin embargo su presencia en la vida pública francesa cada vez es mayor. En algunos casos como una realidad sociológica: son los que más hijos tienen y más están empezando a aportar a la economía del país. Esa sería la parte positiva.
La parte negativa es la amenaza para la seguridad que suponen las camadas de yihadistas en determinados barrios de las grandes ciudades.
Después de los graves atentados de Charlie Hebdo, la masacre en la sala Bataclán, el atropello de Niza, o incluso la controversia del ‘burkini’ Francia se ha tenido que enfrentar a más episodios terroristas o de presión islamista solo este año que en toda su historia.
De hecho, la patria de Juana de Arco es el país de Europa de donde salen más terroristas. Según las autoridades, más de 1.100 ciudadanos franceses están vinculados a las redes yihadistas (380 se encontrarían en estos momentos en Siria o Irak). E incluso en sus propias fronteras, el 60% de los presos en cárceles son de origen o cultura musulmana.
Marine Le Pen: “Francia debe prohibir las organizaciones islamistas, las mezquitas radicales y expulsar a los extranjeros que predican el odio”
Un hecho que ha provocado la radicalización de parte de la sociedad que ve en la comunidad musulmana un peligro. La líder del Frente Nacional, Marine Le Pen, es la voz del discurso antiinmigración de la formación política que después de los atentados pidió que Francia recuperase “definitivamente el control de sus fronteras”.
“Francia debe prohibir las organizaciones islamistas, las mezquitas radicales y expulsar a los extranjeros que predican el odio en nuestro suelo, así como los clandestinos”, señaló la dirigente según publica el medio Libértation.
Además le Pen asegura que la construcción de las mezquitas y la inmigración forman parte de una estrategia de islamización de Europa. Una hipótesis que alegaba después de las palabras del primer ministro turco, Tayyp Erdogan cuando repitió públicamente las palabras del poeta nacionalista turco Ziya Gökalp:
“Las mezquitas son nuestros cuarteles; los alminares, nuestras bayonetas, y los fieles, nuestros soldados. Gracias a vuestras leyes democráticas, os invadiremos. Gracias a nuestras leyes religiosas, os dominaremos”.