Cientos de inmigrantes indocumentados mexicanos, que por su situación irregular viven en EEUU separados de sus familias, se reunieron este sábado brevemente con sus allegados en la frontera junto a la ciudad texana de El Paso para transmitir un mensaje de unión al presidente Donald Trump.
El encuentro, el tercero de estas características que se organiza en la misma zona, tuvo lugar en el Río Grande, que sirve de frontera entre los dos países, y en él los familiares de ambos lados de la linde protagonizaron un abrazo simbólico de tres minutos.
En el encuentro, bautizado como "Abrazos No Muros", participaron 370 familias de origen mexicano que residen sin documentos migratorios en estados como California, Texas, Colorado y Arizona.
Por la parte mexicana, las familias que viajaron a la frontera mexicana de Ciudad Juárez para encontrarse y abrazarse con sus familiares de Estados Unidos procedían en su mayoría de estados como Veracruz, Sonora, Sinaloa, Durango, México D.F., Puebla y Chihuahua, entre otros, según los testimonios de los participantes.
"Mucho tiempo sin verla. Mi mamá no más lloraba. No pudo hablar con nosotros", dijo mientras le resbalaban lágrimas por el rostro Heriberto, un mexicano originario de Huauchinango (Puebla), que ha vivido desde hace seis años en Phoenix (Arizona).
El inmigrante, quien viajó a El Paso junto con su hermano y su hija estadounidense, de cuatro años de edad, dijo que el abrazo que sintió con su madre fue una especie de retorno al origen con el que recobrará impulso en la vida.
"Hacía seis años que no veía a mi mamá", agregó Heriberto, quien trabaja como cocinero en un restaurante de Phoenix.
De manera ordenada y en grupos, las familias se acercaron de uno y otro lado de la frontera para llevar a cabo el abrazo, con el que, en esta ocasión quisieron transmitir un mensaje de unidad al nuevo presidente estadounidense, Donald Trump, según dijeron.
Para que las familias pudieran cruzar la línea divisoria sin tener que caminar por el agua del río, algunos de los organizadores construyeron un puente con tablas y neumáticos.
El encuentro se realizó cerca del Puente Internacional Paso del Norte, por la zona fronteriza que colinda con las áreas céntricas tanto de la ciudad de El Paso (Texas) como de Juárez (México).
La cantautora de Nueva York Deborah Anne Fisher participó en el acto desde el lado estadounidense de la frontera entonando algunas canciones mientras tocaba una guitarra, incluido el tema "On the Rio Grande, there!".
"Necesitamos más oportunidades para poder expresar esta unión y este amor", dijo Fisher mientras de fondo una niña mexicana, radicada en Estados Unidos, cantaba una canción ranchera.
Con el encuentro en el río, organizado por la Red Fronteriza por los Derechos Humanos y el Instituto Fronterizo Esperanza, se busca generar un impacto en Washington D.C. que ayude a contrarrestar la narrativa antiinmigrante del presidente Trump.
"Ellos pueden estar un ratito con su familia, con sus seres amados, pero en términos de política de la frontera, es importante mostrar que hay efectos en la política de inmigración que rompe a las familias", dijo Josiah Heyman, profesor de Antropología de la Universidad de Texas en El Paso y especialista en temas fronterizos.
Al evento acudieron miembros de iglesias cristianas de algunas regiones de Texas, quienes oraron y realizaron un ritual con el que simbolizaron la creación de un puente que derribe cualquier muro.
"Este es un acto profético para que toda muralla espiritual sea derribada. Al son de la bocina, al son del cuerno, al son del shofar, porque este evento es un evento de amor", gritó el pastor Daniel Vázquez Argüello antes de hacer sonar un cuerno de animal.
En su tercer día de trabajo en la Casa Blanca, el presidente Trump firmó una orden ejecutiva para la construcción de el muro fronterizo con México que había prometido en la campaña.