¿Alguna vez te has sentido extremadamente solo? Uno de esos días en los que las cosas nada salen bien y no puedes recurrir a nadie, te encuentras desnudo frente al futuro, frágil y angustiado. Hay gente, que a veces, en esos días, reza.
También hay otros días en que las cosas sonríen, salen bien. Es más, no bien, extremadamente bien, obtuviste el trabajo que llevas meses buscando, tu hija se tituló o llegaste al lugar que querías visitar desde hace años. Días en que todo cobra sentido y permites que la alegría termine por poseer tu cuerpo, en esos días hay gente que también reza. Y hay días en que no pasa nada, absolutamente nada y a veces, inclusive en esos días planos, rutinarios con el cielo nublado, hay gente que también reza.
¿Por qué? ¿Para qué sirve el rezo? Es una costumbre, una necesidad, una obligación, cuál es el sentido del mismo y a quién se le reza.
La verdad es que el rezo es distinto para cada persona y en cada grupo. Uno puede rezar por miedo, por felicidad, por tristeza, por angustia, por necesidad, por compromiso, por placer o por una obligación autoimpuesta. Se puede rezar meditando, hablando, en grupo, solo, con libros, sin nada, en fin hay muchas formas, cada cultura y religión lo ha definido de distinta forma. En el judaísmo al rezo se le llama “tefilá”, parte del principio de que hay una relación continua e inalienable entre Dios y el hombre.
Básicamente en lo que consiste el rezo es en hablar con Dios, todo aquel momento en que tomas conciencia de que estás parado frente a Dios. Realmente no necesitas mucho más para rezar, puedes estar desnudo en un bosque, perdido, y sólo con tu cuerpo y tu boca puedes rezar.
Lo único realmente importante del rezo es la “kavaná” que es la intención con la que haces el rezo y el estado mental en el que entras. Para crear este estado en los rezos judaicos, a veces se usan movimientos, como hincarse, dar tres pasos hacia adelante o hacia atrás, moverse rítmicamente, entre otras prácticas, que se han vuelto costumbre. Sin embargo, es importante resaltar que lo más importante del rezo es que la persona genere cercanía con la divinidad, y por esta razón la persona debe escoger las formas que más le acomoden y le sirvan.
Aparte de los rezos que la persona prefiera hacer de forma libre e individual existen los rezos ya preestablecidos. Estos son rezos que llevan milenios de existencia. Algunos salen directamente de la Torá, otros del Talmud, otros se fueron instituyendo, todos tienen un pasado y un motivo por el cual se hacen de esa forma. Se dividen en distintos grupos dependiendo de la función que cumplen, la forma o el momento en que se hacen. Los más importantes son los siguientes:
Berajot:
Son fórmulas muy particulares que se usan para agradecer a Dios. Son cortas, la gran mayoría no son más extensas que una oración. Por su corta longitud se usan de distintas formas, muchos de los rezos largos las incluyen y aparte se dicen en momentos del día o del año particulares. Por ejemplo, para bendecir una fruta antes de comerla, para santificar las fiestas, para cuando uno cumple una mitzvá (mandamiento) específica, para cuando ve algo bello, cuando alguien se casa, entre muchas otras que van desde momentos cotidianos hasta momentos especiales.
Se llaman “Berajot” (plural) “Berajá” (singular) porque empiezan con la palabra “Baruj”: Una de las palabras hebreas más difíciles de traducir. Generalmente en español se traduce como “bendito”, sin embargo aunque es lo que más cercano, no es correcto, ya que esta palabra se refiere a Dios y el hombre no bendice a Dios, no dota de cualidades a Dios que Dios no tiene. La palabra realmente proviene de la raíz hebrea “berek” (rodilla), en el judaísmo uno dobla las rodillas para hacer una reverencia, ese acto es señal de alabanza. La palabra “baruj” hace referencia a ese acto y representa que la persona reconoce la inmensidad, belleza o bondad de la divinidad, es una señal de admiración.
Generalmente las “berajot” tras decir la palabra “baruj” incluyen distintos nombres de Dios que se refieren a Él como creador, guía, rey del universo, entre otras características y la razón por la que se está diciendo esa beraja.
Bircat Hamazón:
Es un rezo que se hace después de haber comido cierta cantidad de pan. Se hace para agradecer a Dios por la comida consumida. Se invita a hacerla en grupo, por lo cual favorece que las familias tengan una sobremesa. Consiste en 4 bendiciones: “Birkat Hazan” (bendición de la comida) se le agradece a Dios por proveer comida al mundo, “Birkat Ha-Aretz” (bendición de la tierra) se le agradece a Dios por sacar a los judíos de la tierra de Egipto, hacer un pacto con ellos y llevarlos a la tierra de Israel, “Birkat Yerushalaim” (bendición de Jerusalem) ruega por la reconstrucción de Jerusalem y la llegada del Mesías y “Birkat Ha-Tov v’Ha-Maytiv” (bendición por el bien) se le agradece a Dios por ser bueno y hacer el bien.
Kriat Shema:
Es una de las dos plegarias que explícitamente aparecen en la Torá. La Torá literalmente dice que la recites al levantarte y al acostarte, por esta razón generalmente se recita de forma individual en la mañana y antes de acostarse en la noche. Sin embargo, también se incluye en el servicio matutino que se hace en grupo.
Consiste en tres párrafos de la Torá (Deuteronomio 6:4-9, Deuteronomio 11:13-21 y Números 15:37-41) Declara la unicidad de Dios, el amor que expresa en su creación, la importancia de la acción humana y la obediencia a los mandamientos divinos.
Amidá o Shemone Esrei:
Es el rezo central de los servicios. Su nombre “Amidá” (parado) se refiere a que generalmente se recita de pie y “Shemone Esrei” (dieciocho) se refiere a que es un rezo compuesto de 18 plegarias, (posteriormente se agregó una plegaria, sin embargo el rezo conservó su nombre). Las 19 plegarias se dividen en tres grupos:
El primero está compuesto de tres bendiciones, donde se reconoce la grandeza de los patriarcas, la santidad de Dios y su grandeza. El segundo grupo está compuesto de 13 peticiones, entre las que se encuentran deseos personales como pedir por salud, conocimiento y redención, así como deseos por el pueblo judío, como pedir por la restauración del templo, la llegada del Mesías, el regreso de la divinidad a Jerusalem y el bienestar del pueblo de Israel, entre otras. El tercer grupo es de agradecimiento, son tres plegarias de agradecimiento a Dios por escucharnos y por hacer paz en el mundo.