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"LA REGION DONDE 2 DE CADA 3 HOGARES TIENEN A UN DROGADICTO"-800.000 JOVENES SE PIERDEN Y

En Punjab, un estado del norte de India y uno de los más prósperos del país, el consumo de drogas es un problema tan grave entre los jóvenes que médicos y padres han advertido que "podría perderse una generación".

Es también, por encima del desempleo y la corrupción, el tema que más preocupa a los votantes del estado, que celebra elecciones este fin de semana.

De hecho, un reciente estudio oficial señaló que más de 860.000 hombres jóvenes entre 15 y 35 años de Punjab consumen drogas.

La que más se usa es la heroína, la preferida por cerca del 53% de los adictos.

El opio y las drogas sintéticas como la metanfetamina de cristal también son comunes.

"Mi misión es salvar a la juventud de Punjab", me dijo Singh mientras estábamos sentados en la azotea de su humilde casa de dos cuartos.

"He llevado el cuerpo de mi hijo sobre mis hombros. No quiero que otros padres pasen por lo mismo".

Dos de cada tres hogares

Más de dos tercios de los hogares en Punjab, es decir, dos de cada tres hogares, tiene un adicto en la familia.

El dato es de un estudio publicado en 2015 y realizado por expertos de reconocidos institutos médicos y hospitales, y que contó con la participación del Departamento de Salud de Punjab y el respaldo del Ministerio de Justicia Social del gobierno federal.

En diferentes sitios a lo largo de este estado de más de 27 millones de habitantes, desde aldeas en zonas rurales hasta ciudades densamente pobladas, es común ver a hombres jóvenes acurrucados y amontonados en cementerios, campos o edificios abandonados inhalando o inyectándose.

Tarn Taran, un distrito ubicado en la frontera con Pakistán, es uno de los más afectados.

En el principal hospital, que contiene el principal centro para combatir adicciones, puede verse a jóvenes con los ojos vidriosos y la pupila dilatada.

En apenas 20 minutos pude ver varias transacciones a plena luz del día.

Los jóvenes se acercaban continuamente a vendedores de droga, a quienes proporcionaban dinero en un movimiento de manos rápido.

Los vendedores se escabullían rápidamente detrás de un muro, tras del cual había un edificio abandonado con un penetrante olor a orina y lleno de jeringuillas.

"He probado de todo"

"Cuesta creer que sea tan fácil tener acceso a las drogas", me dijo Jasprit Singh.

Jasprit fue adicto, pero asegura que está "limpio" desde hace cuatro años.

"Heroína, drogas sintéticas, he probado de todo. Cuando consumí droga la primera vez tuve una sensación maravillosa", recuerda.

"Sentí que finalmente experimentaba algo que había estado faltando en mi vida".

Jasprit ayuda ahora a jóvenes drogadictos en el mismo centro de recuperación que lo ayudó a dejar su adicción.

"Les digo que si yo pude dejar el hábito, cualquiera puede hacerlo".

Abuso de mujeres

El centro se llama The Hermitage, "La Ermita", y su sede es un impresionante edificio de dos pisos entre jardines inmaculados.

Los jóvenes que acuden allí no son llamados pacientes sino estudiantes, y reciben tratamiento médico y psicológico.

La Ermita es sólo uno de los cientos de centros de recuperación que han surgido en Punjab en los últimos dos años.

Entre las personas que reciben tratamiento por adicción hay músicos, estudiantes, policías y hasta jueces. También puede verse, aunque menos, algunas mujeres.

"Las mujeres son las más difíciles de tratar", me contó el director del centro, JPS Bhatia.

"Muchas han sido abandonadas por sus familias. Y cuando intentaron buscar ayuda fueron abusadas o acosadas sexualmente por consejeros, doctores e incluso policías inescrupulosos".

Ruta lucrativa

El consumo de drogas en este estado es tres veces superior al promedio nacional.

Punjab comparte frontera con Afganistán y Pakistán,y se ha transformado en una de las rutas más lucrativas de narcotráfico en Asia. Ésa es una de las razones por las que conseguir heroína es tan fácil.

Otro factor clave es que la agricultura, que generó riqueza en el estado en el pasado, pasa por un período de estancamiento. Para muchos jóvenes no hay empleos ni perspectivas de futuro.

Y en la década de 1980 Punjab fue escenario de luchas separatistas que dejaron cicatrices y una cultura de violencia.

"Nos libramos del terrorismo separatista, pero fue reemplazado por otro tipo de violencia: el terrorismo del narcotráfico", señaló el Dr. Bhatia.

"Y no sabemos como responder a esta situación o como encarar los terribles problemas que enfrentan nuestros jóvenes".

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