Mucho más tarde de lo habitual, las autoridades de Río dieron inicio a la fiesta callejera carioca más popular entregando una representación de la llave de la ciudad al bufonesco Rey Momo, el personaje que inaugura, según la tradición, el Carnaval.
En las viejas costumbres carnavalescas, la entrega de la llave simboliza el momento en que los bufones toman el control de la ciudad para convertirla en una "bacanal" antes de la cuaresma cristiana.
La jovial ceremonia, eso sí, estuvo marcada este año por la ausencia del alcalde, Marcelo Crivella, que no despejó hasta última hora que no estaría en el acto de la llave, como solían hacer sus predecesores.
El acto, normalmente celebrado por la mañana, tuvo lugar en la noche del viernes, tras varias horas de espera.
En Río se especulaba con que Crivella, pastor de una conservadora iglesia evangélica, no quería participar en el arranque de las fiestas que simbolizan el descontrol y la permisividad sexual.
Como en otros años, Brasil repartirá este año 7 millones de preservativos en todo el país durante el Carnaval. Las fiestas se celebran en Río en pleno verano austral, con temperaturas superiores a los 30 grados.
Para desfilar en los próximos días por todo la ciudad están inscritos 452 "blocos", los típicos grupos y bandas carnavalescos. Las competiciones oficiales de las mejores escuelas de samba tendrán lugar en los próximos días en el Sambódromo, una conocida pasarela con tribunas para miles de espectadores en el centro de Río.
Las ganadoras desfilarán una última vez el 4 de marzo, en el cierre de los festejos del 2017. Las escuelas cariocas son conocidas por prepararse al detalle durante todo el año para los espectáculos.
La ciudad espera a unos 1.1 millones de visitantes para su gran megaevento anual. Río se transforma en una ciudad con decenas de vistosas fiestas paralelas durante el Carnaval.