La comunidad científica pone en hora un reloj simbólico que nos indica cuán cerca está el fin del mundo, según la gravedad de la amenaza nuclear.
Tenemos los minutos contados. Y quedan muy pocos. Eso es lo que nos dice el Reloj del Apocalipsis, un artilugio simbólico que "ponen en hora" los editores del Boletín de Científicos Atómicos, de la Universidad de Chicago, para mantener la consciencia global sobre el peligro del armamento nuclear, que nos pone al borde del fin del mundo. La medianoche de este reloj simboliza la catástrofe nuclear, y en este momento son las 23:57:30.
Nunca hemos estado tan cerca de la hora oscura desde 1953, donde llegaron a dar las 23:58 después de las pruebas de armas termonucleares que realizaron los EE.UU. y la Unión Soviética. El Reloj del Apocalipsis fue concebido en 1947 por la artista Martyl Langsdorf (esposa del físico Alexander Langsdorf) y nació con la intención de representar el grado de amenaza nuclear, ambiental y tecnológica para la Humanidad. En 1947 eran las 23:50, aún faltaban diez minutos para la medianoche.
El reloj se ajusta periódicamente en función del contexto, del conjunto de acontecimientos relevantes a nivel planetario, teniendo en cuenta la peligrosidad de cada uno de ellos, y hasta qué punto suponen una amenaza apocalíptica.
En sentido amplio, el movimiento de las manecillas de este reloj, también llamado Reloj del Juicio Final (por su traducción literal del inglés, Doomsday Clock) es un reflejo de la historia reciente del planeta, en términos de concordia o discordia internacional, de tensión entre las potencias, y de calidad medioambiental.
En 2015 la hora fatídica se adelantó nada menos que cinco minutos, hasta alcanzar las 23:57, debido a la nueva amenaza nuclear y a la tendencia ascendente del calentamiento global. Al año siguiente, 2016, se mantuvo la hora porque los líderes mundiales no hicieron esfuerzos significativos para reducir el peligro en ninguno de los frentes amenazantes, tal como explicaron desde la revista científica.
En 2017, ni el Acuerdo de París ni otras medidas internacionales orientadas a frenar el cambio climático han logrado retrasar el reloj. Muy al contrario, la hora ha avanzado medio minuto hacia la medianoche, debido a que, como reconocen los propios responsables del boletín, "el peligro [de una catástrofe global] es aún mayor y la necesidad de hacer algo es más urgente (...)". Preocupados por la actitud de líderes políticos como Donald Trump, que no cree en el cambio climático y además prohíbe activamente a los organismos gubernamentales discutir la amenaza que este representa para el mundo, advierten que "los funcionarios públicos deben actuar inmediatamente, guiando a la Humanidad lejos del precipicio. Si no lo hacen, los ciudadanos deben dar un paso adelante y liderar el camino". La media noche está muy cerca, pero afortunadamente, podemos detener o retrasar las manecillas de este fatídico reloj.