Israel con mucho gusto comparte con el resto del mundo su experiencia, innovaciones y logros, como por ejemplo, el de hacer florecer el desierto.
Israel está prestando su experiencia transformando paisajes áridos en oasis florecientes, algo por lo que todo sionista debe de sentir orgullo.
Como signatario de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (UNCCD), Israel transfiere a los países afectados de África, Asia Central y América Latina las tecnologías que desarrolló y probó en las condiciones extremas del desierto del Negev, en el sur de Israel.
La desertificación se refiere a un proceso de degradación en las zonas áridas, semiáridas y secas como resultado de la actividad humana, el cambio climático y varios factores adicionales.
Como resultado de la degradación de la tierra, los rendimientos agrícolas disminuyen empeorando la situación económica de las poblaciones indígenas, particularmente en las zonas más pobres de los países en desarrollo, lo que lleva al hambre, las luchas y a la emigración masiva.
Con el desierto cubriendo una gran parte de su superficie, Israel ha desarrollado soluciones para hacer que el desierto florezca, y que, además, el resto del mundo se beneficie.
El Estado de Israel hace hincapié en el desarrollo internacional para luchar contra la desertificación a través de sus programas de cooperación para la capacitación, el desarrollo de proyectos y la investigación.
Entre las áreas de especialización de Israel se encuentran el reciclaje del agua, la gestión del agua, el riego, la agricultura en ambientes áridos, la erosión del suelo, la desalinización, la adaptación al cambio climático y la forestación.
Israel comenzó a transferir sus conocimientos a finales de los años cincuenta. La mayoría de la Ayuda Oficial para el Desarrollo (AOD) de Israel se basa en la asistencia técnica y en el intercambio tecnologías, experiencia y de conocimientos.
Por: Unidos con Israel