Un total de 22 incendios siguen activos en una catástrofe que ya se ha cobrado 17 víctimas mortales.
El recuento de víctimas de la ola de incendios de California había subido el miércoles a 17 muertos, alrededor de 180 heridos y más de 20.000 personas desplazadas que permanecían fuera de sus casas. Un total de 22 incendios siguen activos en el Estado de norte a sur en una de las peores temporadas en años recientes. La cifra de fallecidos, la mayoría por inhalación de humo, podría subir en las próximas horas porque aún hay más de un centenar de personas con las que sus familiares no consiguen contactar. El presidente de EE UU, Donald Trump, aceptó la petición de declaración de estado de emergencia para movilizar recursos federales contra el fuego.
El mayor desastre se concentraba en Santa Rosa, a una hora en coche al norte de San Francisco, en la zona rural, rica y vinícola de Mendocino, Sonoma y Napa. Barrios enteros de chalés han sido reducidos a cenizas, una casa tras otra. Alrededor de 2.000 edificios, entre casas y negocios, han sido afectados. El fuego había consumido hasta el miércoles 11.000 hectáreas. El total provisional de superficie quemada en California estos días se calculaba en 46.500 hectáreas hasta el miércoles por la mañana.
El fuego de Santa Rosa empezó el domingo pasado. Los vientos secos del interior lo hicieron crecer tan deprisa que el lunes ya se contaba una decena de muertos. Hasta el miércoles por la mañana ese fuego había matado a 11 personas. Es el más mortífero desde que uno en San Diego mató a 15 personas en 2003 y el sexto con más víctimas desde que hay registros. Los otros fallecidos son tres en Mendocino, dos en Napa y uno en Yuba, todos condados vecinos a Sonoma.
La oficina sheriff del condado de Sonoma recibió hasta el martes más de 200 informaciones de personas con las que no era posible contactar. Hasta el miércoles por la mañana habían encontrado a 45. La cifra es alta porque el fuego ha destruido comunicaciones, postes de la luz y torres de telefonía móvil. El sheriff del condado se mostró confiado en que la mayoría serán eventualmente localizados.
La devastación en Sonoma era especialmente dramática en el barrio residencial de Coffey Park, donde literalmente no quedaba nada en pie. “Las casas han desaparecido, se han convertido en polvo”, decía a France Presse Jack Dixon, que ha vivido en la zona dos décadas. “Es como si nos hubieran tirado una bomba nuclear”. Las imágenes aéreas muestran que no es una exageración. Todavía hay 5.000 casas amenazadas.
El martes, un cambio en el tiempo que empezó a traer vientos húmedos de la costa en vez de secos del interior dio un respiro a los bomberos. Pero el mismo tipo de viento que convirtió el incendio de Santa Rosa en una trampa mortal se esperaba para el miércoles y jueves por la mañana. Las previsiones indican vientos del interior de hasta 80 kilómetros por hora y apenas un 10% de humedad, por lo que los fuegos pueden extenderse rápidamente. “La posibilidad de fuegos que puedan crecer exponencialmente como estos, en un periodo de tiempo muy corto, está ahí”, dijo Lynne Tolmachoff, portavoz del departamento Forestal de California. El comandante de lucha contra incendios estatal, se lo dijo a unos 200 bomberos en Sonoma con estas palabras: “Nos enfrentamos a unos monstruos importantes”, según Los Angeles Times.
Mientras, el otro incendio que más preocupa a los servicios de emergencia parecía dar una tregua el martes por la noche. El incendio de Anaheim, al sur de Los Ángeles (y a 720 kilómetros del incendio de Santa Rosa), estaba controlado en un 45%. En las redes sociales los visitantes de Disneyland, que se encuentra en esta localidad, compartían fotos del cielo completamente rojo cubriendo el parque. La calidad del aire en todo el valle de Los Ángeles se vio afectada. El fuego había consumido 3.200 hectáreas hasta el miércoles.
FUENTE: AFP