Desde 1999, la administración de la Iglesia Anglicana, religión oficial del Reino Unido, calcula haber gastado más de 10.000 millones de reales en 2.600 millones de dólares en proyectos de reforma y mantenimiento de sus 12.000 templos.
Después de aceptar vender muchos de los considerados ‘deficitarios’, donde las entradas no cubren siquiera agua y luz, ahora surge una nueva propuesta.
El Departamento de Cultura, Medios y Deporte, la agencia del gobierno inglés responsable de la “herencia religiosa” de la nación, decidió que las iglesias deben estar disponibles para “propósitos nuevos y diferentes“. Esto incluye la posibilidad de servir para albergar cultos de otras religiones, si quieren permanecer abiertos.
Los edificios catalogados como propiedad de la Iglesia de Inglaterra pasarán a ser catalogados como “centros sociales” o “salones de uso comunitario“, pide el informe publicado esta semana.
Como asistencia a la iglesia sigue cayendo de forma constante en los últimos años y no hay ninguna expectativa de una inversión a corto plazo, el aumento del número de parroquias que corren el riesgo de ser cerrados de forma permanente.
El ministro del patrimonio John Glen dijo que le gustó el informe: “Esta evaluación es un paso importante para ofrecer un futuro más sostenible para miles de iglesias en todo el país. Analizamos cuidadosamente estas recomendaciones”.
“El aumento del uso ayudará a las comunidades a percibir el valor y el potencial de la iglesia local, alegando” problemas complejos de mantenimiento y reparación. Esto será fundamental para que los templos sean autosostenibles y, en última instancia, garantizar que permanezcan abiertos”, explica Bernard Taylor.