Crecer en una familia de delincuentes, le trajo graves consecuencias a Gilbert, un joven brasileño, que desde muy temprana edad se vio involucrado en una banda delincuencial formada por su propia familia.
Al crecer en una familia de criminales, Gilbert desarrolló un pensamiento homicida. “Mis padres jamás me dieron un buen ejemplo, todos pertenecían a una banda violenta, y yo quería ser parte de ella, banda conocida como “Los reyes de las cobras”, cuenta Gilbert en una entrevista para CBN News.
Anhelaba desde muy pequeño ser un integrante de la pandilla familiar. "Quería ser aceptado. Después de recibir un bautismo (ser golpeado por su tío) como prueba a la resistencia, me inicié en el mundo del crimen cuando tenía solo 16 años”, cuenta Gilbert. Realmente lo consideraba un privilegio.
Un día involucrado en las drogas y en conflictos con otras bandas callejeras, fue apuñalado. "Yo quería ser fuerte como ellos, robar y matar. Pero en aquel momento sentí cuán frágil es la vida terrenal. Quería cambiar. Ya no podía vivir de esa manera porque sabía que acabaría muriendo”, recuerda Gilbert.
Fue la madre de su novia, quien lo invitó a una iglesia. “Vi a mi novia pasar al altar, fue en ese momento cuando un sentimiento hermoso invadió mi corazón. El pastor dijo que Jesucristo perdonaba mis pecados y que solo tenía que aceptarlo. Jamás volví a ser el mismo, hoy soy nueva criatura”, concluye Gilbert.