La preocupante advertencia se debe a una simulación llevada a cabo por la estadounidense Universidad Johns Hopkins.
Un nuevo virus puede tomar por sorpresa a los gobiernos y causar la muerte de 900 millones de personas en nuestro planeta, según un nuevo estudio citado por The Daily Mirror.
Un equipo de científicos de la Universidad Johns Hopkins de Baltimore (EE.UU.) ha simulado la propagación de un nuevo patógeno que se contagia a través de la tos y los resultados no pueden ser más inquietantes: pérdida de control de la epidemia y fallecimiento de hasta el 10% de la población mundial.
El virus, apodado Clado X, mató a 150 millones de personas en los primeros dos años de la simulación.
"No tenemos capacidad para producir vacunas contra un patógeno nuevo en un margen de meses y no de décadas y carecemos de capacidades sanitarias globales que nos permitan identificar y controlar rápidamente un brote antes de que se vuelva pandémico", afirmó uno de los especialistas, Eric Toner.
La simulación contaba con que la epidemia no fuera más peligrosa que una enfermedad real como el síndrome respiratorio agudo grave (SARS, por sus siglas en inglés).
El SARS mató al 10% de las 8.000 personas a las que infectó en 2003, lo que el propio Toner describió como un resultado favorable para el conjunto de la humanidad.
QUE NOS DICE LA PALABRA DE DIOS?:
La Biblia sí registra durante la historia algunas pestes que han sido enviadas a algunas ciudades, pero hay que destacar que esto ha ocurrido cuando hubo algún fallo por parte de algunos pueblos hacia Dios. Por lo tanto es importante tomar en cuenta que las enfermedades, epidemias o pestes, muchas veces vienen por alguna causa, en el caso de la famosa enfermedad del Ébola, que está en estos momentos siendo una noticia mundial, es importante verificar desde donde está partiendo la enfermedad y sus causas.
Por ejemplo, muchas veces las enfermedades, o el trato de Dios llegan a los pueblos cuando se rebasan límites de inmoralidad, e inclusive se llegan a extremos de imponer leyes propias, dejando por un lado las leyes divinas. Esto podría parecer cruel pero en realidad no lo es. Si seguimos el curso de la historia bíblica, nos damos cuenta de que el mismo hombre ha sido quien ha alterado el curso de la naturaleza. Desde la antigüedad, Adán y Eva fueron responsables de alterar el curso natural del hombre, en ningún momento fue Dios. Por esa razón es que hoy en día, el apartarse de Dios completamente (el pecado), hace que la humanidad este cambiando el curso inclusive del clima y las estaciones del tiempo. ¿Cómo saber que es así? Tras el pecado cometido desde los orígenes del hombre, la mujer tenía dolores de parto leves, luego su desobediencia le ha hecho que estos dolores fueran multiplicados.
El hombre había sido creado para vivir cómodamente en el Edén, y no se esforzaría tanto en buscar su alimento, como lo hace hasta hoy en día, incluso su sustento iban a ser plantas y los frutos de los árboles, pero su pecado le llevó a alterar el curso por el cual fue creado (exaltar solamente a Dios), desde entonces ha tenido que ganarse su sustento con el sudor de su frente. Además su pecado, hizo que el reino animal fuese alterado.
Hay algo interesante que podemos leer en Mateo 24:7, en donde Cristo deja una advertencia, hablando sobre los tiempos finales, sobre la proliferación de pestes en diferentes lugares, esto significa que la humanidad había sido advertida desde el pasado, que en los postreros días las pestes serán algo que se verán para nuestros días, tal como está ocurriendo en estos momentos.
Ahora, de acuerdo al curso de la vida, notamos que en efecto, los actos de desobediencia del hombre hacia Dios, son muchas veces las causas principales de desatar este tipo de pestes, y muchas veces el hombre tiende a culpar a Dios, pero si hiciéramos un examen de lo que el mundo está practicando actualmente, podría definir el panorama de una forma sencilla.
Casi un 80% de países en la actualidad está aprobando leyes que quebrantan las leyes de Dios, y no se trata de una sola ley, son varias leyes que causan precisamente el desequilibrio en el mundo.
¿Tiene la culpa Dios de esto? No, ¿tiene el hombre la culpa de esto? Sí, porque teniendo evidencias claras y proféticas que nos advierten sobre diversos sucesos por medio de la Palabra de Dios, han decidido hacer caso omiso a las advertencias bíblicas, que muchos sabemos se vienen cumpliendo al pie de la letra.
¿Habla la Biblia de epidemias futuras?
Sí, la Biblia nos relata en el libro de Apocalipsis, que hay varias plagas que llegarán a la tierra, la Biblia es tan exacta, que no solamente registra pestes presentes por medio de la advertencia de Cristo, además vaticina que el futuro estará ligado a las plagas. Recordemos que la Biblia se refiere a enfermedades de la siguiente manera:
Pestes – Que es una enfermedad contagiosa y que puede causar mortandad RAE.
Plagas – Una calamidad que podría afectar a un pueblo, o enfermedad que sobreviene a alguien. RAE
De esa manera sabemos que la Biblia si menciona las pestes o epidemias. En el futuro esto será más cruel aún, y lo podemos leer en Apocalipsis 9:18, y en Apocalipsis 15:1, y vemos que estas ya no son plagas causadas por el pecado del hombre, estas son plagas que el libro describe como juicios directos por parte de Dios, tal como se afirma en Apocalipsis 16:9, entre otros versos; esto es debido a que la tierra estará atravesando un periodo de prueba en donde el hombre dejará por completo las leyes divinas descritas en la Biblia.
Querido lector, es lamentable lo que sucede con este tipo de enfermedades que están golpeando las vidas de muchas personas, pero recuerde algo importante, Cristo es nuestra única esperanza, en la cual nos garantiza que estaremos seguros, no hay otro medio por el cual lograremos estar a salvo, si no es por medio de Cristo en nuestros corazones. Él es por quien nosotros tenemos paz y tranquilidad, y nos da la fuerza aún de interceder por aquellas personas que en estos momentos están atravesando esta difícil situación en algunos países. La Biblia advierte de estos sucesos, pero aquellos que se tomen de la mano de Cristo, su seguridad y salvación están garantizados.