La OMS desconoce si hay cadenas de transmisión activas en zonas a las que no puede acceder por la violencia.
El brote de ébola activo en la República Democrática del Congo (RDC) desde el pasado 1 de agosto avanza sin control y alcanza ya los 44 muertos, mientras que el total de casos confirmados por pruebas de laboratorio es de 51, según han informado fuentes del Ministerio de Sanidad congoleño. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha vuelto a alertar de la existencia de zonas fuera de vigilancia debido a la presencia de grupos armados, lo que hace que se desconozca el alcance real de la epidemia y si existen cadenas de transmisión no detectadas.
El epicentro de este brote se localiza en la localidad de Mangina, en la región de Kivu del Norte, sacudida desde hace décadas por una violencia que se ha intensificado en los últimos meses con la matanza de civiles, un complicado contexto que provoca que esta epidemia presente más riesgos que en anteriores ocasiones. Además, la enfermedad ha saltado a la vecina región de Ituri. En todo el noreste de la RDC hay decenas de miles de personas desplazadas debido a la violencia, lo que dificulta aún más las tareas de vigilancia.
El director general de la OMS, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, aseguró el pasado martes que "lo que hace más peligroso al brote en Kivu del Norte es que hay un reto de seguridad". "Existe un conflicto activo en la zona", subrayó, asegurando que desde enero se han producido en la zona más de 120 incidentes violentos, incluidos asesinatos y secuestros de civiles, que han costado la vida a 127 personas. Entre el 2 y 7 de agosto, 31 civiles fueron secuestrados y 14 de ellos asesinados, desconociéndose el paradero del resto, según informa Naciones Unidas.
Unas 300 personas, sobre todo trabajadores sanitarios y contactos de casos confirmados, ya han sido vacunadas en la zona con la esperanza de que esto pueda reducir el avance del brote, tal y como ocurrió con la epidemia anterior declarada en la región de Ecuador el pasado 8 de mayo y declarada extinta a finales de julio. Aunque la vacuna es experimental, las autoridades no han dudado en autorizar su uso dada su eficacia y los escasos efectos secundarios detectados en los ensayos clínicos previos. El actual brote no guarda ninguna relación con este, ya que se produce a miles de kilómetros y es una cepa diferente.
Médicos sin Fronteras (MSF), la organización internacional con más experiencia en la gestión de epidemias de ébola, abrió este martes un centro de tratamiento en Mangina en el que se encuentran ingresados 37 pacientes, de los cuales 31 han dado positivo para la enfermedad. "Entre ellos tenemos a varios colegas del servicio de salud congoleño en la zona", ha explicado en un comunicado la coordinadora de programas de emergencia de MSF, Gwenola Seroux. "Fueron los primeros en responder y algunos se vieron expuestos al virus", añadió.
De igual modo, esta ONG está trabajando en la carretera que une a Makeke y Mambasa, en la vecina Ituri, donde está visitando los centros de salud por si fuera necesario la apertura de salas de aislamiento. A través de esta vía el virus saltó de una región a otra.