La organización benéfica Oxfam dice que las próximas semanas son fundamentales para contener el virus, que se ha cobrado 90 vidas desde el 1 de agosto.
Esta es la novena vez que se registra un brote de ébola en la República Democrática del Congo. El virus fue descubierto allí en 1976, cuando el país era conocido como Zaire, y lleva el nombre del río Ebola.
En 2014, el Ébola mató a más de 11,000 personas en Guinea, Sierra Leona y Liberia. El epicentro del reciente brote es la ciudad densamente poblada de Mangina.
"Si bien la tasa de transmisión pareció desacelerarse debido a que las comunidades respondieron rápidamente para evitar la propagación, estos nuevos casos en áreas urbanas significan que todavía no estamos fuera de peligro", dice José Barahona, director de Oxfam en RD Congo. "También es de gran preocupación que se hayan encontrado tres casos del virus en un lugar donde los grupos armados son muy activos".
"Estos son grupos hostiles que no negocian y nuestra capacidad de llegar a las personas necesitadas es extremadamente desafiante".
A la organización benéfica le preocupa que el miedo haga que algunas personas tomen grandes riesgos para la salud. "Algunas personas evitan llevar a familiares enfermos a los centros de tratamiento del ébola, porque los ven como 'prisiones' o 'lugares de muerte'", dice Barahona. "Un número significativo de personas que han estado en contacto con alguien contagioso han huido de sus hogares y, en algunos casos, las personas se resisten a entregar los cuerpos de sus seres queridos fallecidos, haciendo que la amenaza del virus se extienda mucho más.
"Las personas se enfrentan al virus por primera vez, por lo que están comprensiblemente sorprendidas y asustadas".
"Si se agrega la apariencia de trabajadores de la salud en trajes de riesgo de la era espacial y el hecho de que han estado viviendo con la amenaza de la violencia durante décadas, se puede imaginar lo aterradora que es la situación".