El cristianismo es una fe con una historia larga y detallada, con numerosos eventos de importancia duradera que ocurren a lo largo de los siglos.
Cada semana se presentan los aniversarios de grandes hitos, tragedias horribles, triunfos asombrosos, narraciones tributarias, progreso inspirador y todo lo que hay en medio.
Aquí hay algunas cosas que sucedieron esta semana, del 21 al 27 de octubre, en la historia de la Iglesia. Incluyen el nacimiento de la fundadora de las Pequeñas Hermanas de los Pobres, el comienzo de la cumbre que creó la Declaración de Chicago sobre la Inerrancia Bíblica y la predicción final de los tiempos finales del Presidente de la Radio Familiar, Harold Camping, que no se realizó.
Cumbre que creó la declaración de Chicago sobre la inerrancia bíblica comienza el 26 de octubre de 1978
Esta semana marca el aniversario de cuando aproximadamente 300 líderes de la iglesia y teólogos se reunieron en Chicago, Illinois, para comenzar a redactar lo que se conoció como la Declaración de Chicago sobre la Inerrancia Bíblica.
"La autoridad de las Escrituras es un tema clave para la Iglesia cristiana en esta y en todas las épocas", comenzó el Prefacio de la Declaración.
"Alejarse de las Escrituras en fe o conducta es una deslealtad para nuestro Maestro. El reconocimiento de la verdad total y la confiabilidad de las Santas Escrituras es esencial para una comprensión plena y adecuada de la confesión de su autoridad".
Convocada por el Consejo Internacional de Inerrancia Bíblica, la cumbre contó con la presencia de varios eruditos evangélicos, entre ellos RC Sproul de los Ministerios Ligonier.
"Decidimos hacer un consejo internacional invitando a académicos de todo el mundo a venir a Chicago a una reunión en la cumbre y formular una declaración afirmando la inerrancia de las escrituras, y también una serie de afirmaciones y negaciones para que la gente entienda la doctrina de inerrancia ", recordó Sproul en una entrevista de 2015.
"Ese formato fue para decir no solo lo que afirmamos sobre la inerrancia, sino lo que negamos. Este es el tipo de cosa que es tan vital para hoy porque vivimos en una cultura relativista y pluralista y está bien si quieres afirmar qué. afirmas que mientras no niegues su antítesis, podrías llevarte bien con todos. Pero dijimos que no, que la verdad es lo que se afirma, es lo contrario de su antítesis ".
Este nuevo año marca el cuarenta y un aniversario de la famosa Declaración de Chicago sobre la Inerrancia Bíblica (26-28 de octubre, 1978), firmada por 240 teólogos evangélicos y adoptada por The Evangelical Theological Society en el 2003 (el mayor grupo de eruditos protestantes a nivel mundial).
Definiendo inerrancia
La doctrina de la inerrancia enseña que cada una de las palabras originales de la Escritura, cuando se interpreta correctamente, es absolutamente veraz. Esta simple definición está siendo atacada por varios frentes, y es nuestra responsabilidad defenderla. Si se pierde tan solo una palabra, se pierde la voz de Dios. Tristemente, muchos creen que Dios solamente inspiró a los autores humanos. Esto deja lugar para que la gente piense que los autores, aunque ‘inspirados’, pudieron introducir errores a la hora de escribir.
Sin embargo, es imposible que haya entrado un error durante el proceso de escribir la Biblia, ya que Dios habla de la inspiración no solo a nivel de los autores (2 Pedro 2:20-21), sino también a nivel del texto mismo.
El apóstol Pablo escribió: “toda la Escritura es inspirada por Dios” (2 Timoteo 3:16). Usted puede observar que Pablo no dice que todos los autores fueron inspirados por Dios, sino todo el texto. Puesto que cada palabra fue escrita por Dios, sin interferencia humana (2 Pedro 1:20-21), cualquier error constituiría una mentira en la cual Dios deliberadamente tergiversó la verdad. Si Dios afirma que Él mismo exhaló todo el texto, entonces debemos afirmar que cada palabra es tan inspirada como los mismos Diez Mandamientos que fueron escritos directamente por Dios (Éxodo 31:18).
Podemos decir entonces que la Biblia fue escrita por hombres, en sus propias palabras, pero fueron guiados por el Espíritu Santo de tal forma que las palabras que escribieron eran las palabras de Dios, como si Dios mismo las hubiera escrito con su dedo. El resultado es un texto 100% humano y 100% divino.
La inerrancia y la predicación
En Hechos 20:26 leemos que Pablo declaró delante de los ancianos de Éfeso: “Yo soy inocente de la sangre de todos”. Su conciencia estaba limpia. La pregunta es: ¿cómo podría haber llegado a tal condición tan bendita? El versículo 27 explica: “…por que no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios”. ¡Qué gran desafío! ¿Osaría alguien que niega la inerrancia declarar estas mismas palabras? ¿Podría tal persona tener una conciencia limpia después de haber retenido deliberadamente ciertas palabras de la Biblia?
Si un predicador se da la libertad de no creer en ciertas partes de la Biblia, es obvio que no predicará aquellas secciones con la urgencia y autoridad que el texto demanda. Esto conduce a sermones que contienen solo porciones de la verdad, y no la exposición de todo el consejo de Dios. Por desgracia, si solo se proclama una parte de la verdad, el mundo solo tendrá acceso a parte del poder de Dios para la salvación (Romanos 1:16), y la iglesia solo tendrá parte del poder de Dios para la santificación (Juan 17:17).
Que todo predicador busque predicar fielmente cada palabra de la Biblia con el fin de que sus oyentes sean conformados a la imagen completa de Cristo que se revela en la Escritura. Cada palabra es inspirada, así que cada palabra debe ser estudiada, obedecida y proclamada.
La inerrancia y la santidad
El creyente es el que anhela ser transformado a la imagen de Cristo en cada área de su vida, sabiendo que Dios es glorificado cuando refleja a Cristo. No existe imagen más bella ni deseosa que la de Cristo. Por lo tanto, el creyente odia su pecado y busca erradicar cualquier aspecto de su ser que no refleje la imagen de Cristo. Si pensamos en la ilustración del alfarero, cuando un cristiano mira su propia vida y observa que tiene un pedazo de masa que no se refleja en el patrón de Cristo, con gusto lo corta.
No cabe duda que tenemos mucho pecado que erradicar en nuestras vidas. Ahora bien, aquel que no cree en la inerrancia de la Biblia, ¿qué instrumento utilizará para erradicar el pecado? Si la Palabra es la espada del Espíritu (Efesios 6:17), una Biblia con errores es una espada defectuosa. Entonces, ¿qué van a utilizar? La sabiduría humana es, a lo más, una espada de plástico, sin valor contra los apetitos de la carne (Colosenses 2:23). Aquellos que niegan la inerrancia aman su intelecto tanto que no están dispuestos a pedir a Dios que utilice toda Su espada para cortar su orgullo y crecer en santificación.
La Escritura es un bisturí perfectamente afilado y preciso en el cumplimiento de su propósito. Al alterar o cambiar una sola palabra, se desafila y disminuye su efecto salvífico y santificador. Por esto, aquellos que anhelan la gloria de Cristo luchan sin descanso por predicar la Palabra pura, y por utilizar la Palabra en busca de su propia pureza.
“…has engrandecido tu palabra conforme a todo tu nombre” (Salmo 138:2).
LA DECLARACIÓN DE CHICAGO SOBRE LA INERRANCIA BÍBLICA :
Artículo 1 Afirmamos que las Sagradas Escrituras han de ser recibidas como la Palabra autoritativa de Dios. Negamos que las Escrituras reciban su autoridad de la Iglesia, de la tradición o de cualquier otra fuente humana.
Artículo 2 Afirmamos que las Escrituras son la suprema norma escrita por medio de la cual Dios ata la conciencia y que la autoridad de la Iglesia se encuentra subordinada a aquélla de la Escritura. Negamos que los credos, los concilios y las declaraciones de la Iglesia tengan mayor autoridad o la misma autoridad que la Biblia.
Artículo 3 Afirmamos que la Palabra escrita en su totalidad es la revelación dada por Dios. Negamos que la Biblia sea un simple testimonio de la revelación o que se convierta en revelación por medio de un encuentro con ella o que reciba su validez de la respuesta humana a ella.
Artículo 4 Afirmamos que el Dios que creó a la humanidad a su imagen ha empleado el lenguaje como un medio de revelación. Negamos que el lenguaje humano, a pesar de los límites de nuestra humanidad, no sea un medio de revelación. Negamos, además, que la corrupción de la cultura y el lenguaje humano por causa del pecado haya impedido la obra de Dios en la inspiración.
Artículo 5 Afirmamos que la revelación de Dios en las Sagradas Escrituras es progresiva. Negamos que la revelación posterior, la cual puede cumplir la revelación anterior, sirva para corregir o contradecirla. Negamos, además, que se haya dado otra revelación normativa desde que el Nuevo Testamento fue completado.
Artículo 6 Afirmamos que todas las Escrituras, todas sus partes y todas las palabras de los autógrafos originales fueron dadas por inspiración divina. Negamos que se pueda afirmar que la Escritura es inspirada en su totalidad sin ser inspirada en sus partes o que es inspirada en algunas de sus partes sin ser inspirada en su totalidad.
Artículo 7 Afirmamos que la inspiración fue la obra divina mediante la cual Dios, por medio de su Espíritu, nos dio su Palabra a través de escritores humanos. El origen de la Escritura es divino. El modo de la inspiración divina sigue siendo, en gran parte, un misterio para nosotros. Negamos que la inspiración pueda ser reducida a un mero descubrimiento humano o a algún estado elevado de conciencia.
Artículo 8 Afirmamos que en su obra de inspiración, Dios utilizó las personalidades y estilos literarios diferentes de los autores que Él había escogido y preparado de antemano. Negamos que Dios haya anulado la personalidad de los autores cuando hizo que escribiesen las mismas palabras que Él había escogido.
Artículo 9 Afirmamos que la inspiración, aunque no confirió omnisciencia a los autores, sí garantizó que sus declaraciones en cuanto a cualquier tema sobre el cual hablaron o escribieron fueran veraces y fidedignas. Negamos que la finitud o la pecaminosidad de los autores, por necesidad o por cualquier otra razón, hayan distorsionado o falsificado la Palabra de Dios.
Artículo 10 Afirmamos, en términos estrictos, que la inspiración tiene que ver con los autógrafos originales de la Escritura, los cuales, en la providencia de Dios, podemos conocer con gran exactitud gracias a los manuscritos disponibles. Afirmamos, además, que las copias y las traducciones de la Escritura son la Palabra de Dios en la medida en que son un fiel reflejo de los originales. Negamos que cualquier doctrina cristiana fundamental quede afectada por la ausencia de los autógrafos originales. Negamos, además, que la ausencia de los autógrafos originales invalide o le quite la importancia a la inerrancia bíblica.
Artículo 11 Afirmamos que la Escritura, al haber sido dado por revelación divina, es infalible así que, en vez de ser engañosa, es veraz y fidedigna en todo lo que afirma. Negamos que la Biblia pueda ser al mismo tiempo infalible y errante en sus afirmaciones. Se puede distinguir entre la infalibilidad y la inerrancia pero no separarlas.
Artículo 12 Afirmamos que la Escritura es inerrante en su totalidad sin ninguna mentira, fraude o engaño. Negamos que la infalibilidad y la inerrancia se limiten a la esfera de los asuntos espirituales, religiosos o redentores sin tener nada que ver con la historia real y la ciencia. Negamos, además, que las hipótesis científicas tocantes a la historia de la tierra puedan ser usadas para negar la enseñanza bíblica sobre la creación y el diluvio.
Artículo 13 Afirmamos la utilidad del uso del término teológico inerrancia para referirse a la completa veracidad de la Escritura. Negamos que sea correcto juzgar la Escritura según normas de verdad y falsedad ajenas a su uso y propósito. Negamos, además, que se pueda negar la inerrancia en base a realidades bíblicas tales como una falta de precisión técnica moderna, irregularidades gramaticales o de ortografía, descripciones observacionales de la naturaleza, el relato de falsedades, el uso de lenguaje hiperbólico y números redondos, la organización temática de material, la selección de materiales diferentes en pasajes paralelos y el uso de citas libres.
Artículo 14 Afirmamos tanto la unidad como la coherencia interna de la Escritura. Negamos que los supuestos errores y las dificultades que no se han resuelto todavía anulen la veracidad de la Biblia.
Artículo 15 Afirmamos que la doctrina de la inerrancia se fundamenta en la enseñanza bíblica tocante a la inspiración. Negamos que se pueda desacreditar la enseñanza de Jesús sobre la Escritura apelando a la acomodación o a la naturaleza limitada de su humanidad.
Artículo 16 Afirmamos que la doctrina de la inerrancia ha sido una pieza clave en la fe de la Iglesia a lo largo de la historia. Negamos que la inerrancia sea una doctrina fabricada por el escolasticismo protestante o que se trate de una posición reaccionaria en respuesta a la postura negativa de la alta crítica.
Artículo 17 Afirmamos que el Espíritu Santo da testimonio de las Escrituras, asegurando a los creyentes de la veracidad de la Palabra escrita de Dios. Negamos que el testimonio del Espíritu Santo opere separado de la Escritura o en contra de ella.
Artículo 18 Afirmamos que hay que interpretar el texto de la Escritura por medio de la exégesis gramático-histórica, tomando en cuenta sus formas y recursos literarios, y que la Escritura ha de interpretarse a sí misma. Negamos la legitimidad de cualquier intento de estudiar el texto o sus fuentes que nos lleva a relativizarlos, negar su historicidad, descartar su enseñanza o rechazar su declaración de autoría.
Artículo 19 Afirmamos que la confesión de la plena autoridad, infalibilidad e inerrancia de la Escritura es de suprema importancia para tener una comprensión sana de la fe cristiana. Afirmamos, además, que tal confesión debería producir una conformidad cada vez mayor a la imagen de Cristo. Negamos que tal confesión sea necesaria para la salvación. No obstante, negamos además que la inerrancia pueda ser rechazada sin tener graves consecuencias en la vida del creyente y en la Iglesia.
"¿Por qué es importante creer en la inerrancia de la Biblia?" Respuesta: Vivimos días en los que hay una tendencia a encogerse de hombros cuando se nos confronta con el error. En vez de preguntar como Pilato “¿Qué es la verdad?”, el hombre posmodernista dice, “Nada es verdad” o quizá “La verdad existe, pero no podemos saberla.” Hemos crecido acostumbrados a ser engañados, y mucha gente parece cómoda con la noción de que la Biblia también contiene errores. La doctrina de la inerrancia bíblica es extremadamente importante, porque la verdad sí importa. Este hecho se refleja en el carácter de Dios y es fundamental para nuestro entendimiento de todo lo que enseña la Biblia. Estas son algunas razones por las que debemos creer absolutamente en la inerrancia bíblica: 1. La Biblia misma declara ser perfecta. “Las palabras de Jehová son palabras limpias, como plata refinada en horno de tierra, purificada siete veces.” (Salmos 12:6). “La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; el testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo.” (Salmos 19:7). “Toda palabra de Dios es limpia;” (Proverbios 30:5). Estas afirmaciones de pureza son declaraciones absolutas. Nótese que no dice “Casi todas las Palabras de Dios son puras” o “la Escritura es casi perfecta.” La Biblia argumenta una completa perfección, sin dar lugar a teorías de “perfección parcial.” 2. La Biblia se sostiene o cae como un todo. Si se descubriera que un periódico importante rutinariamente contuviera ciertos errores, sería rápidamente desacreditado. No habría diferencia en decir “Todos los errores fueron confinados a la página 3.” Para que un periódico pueda ser confiable en todas sus secciones, debe ser verídico en todo su contenido. De la misma manera, si la Biblia fuera inexacta cuando habla de geología, ¿por qué se confiaría en su teología? O es un documento confiable, o no lo es. 3. La Biblia es un reflejo de su Autor. Todos los libros lo son. La Biblia fue escrita por Dios Mismo, al obrar a través de los autores humanos mediante un proceso llamado “inspiración.” Segunda de Timoteo 3:16 dice, “Toda la Escritura es inspirada por Dios” (literalmente, “es respirada por Dios”). Ver también 2 Pedro 1:21 y Jeremías 1:2 Creemos que Dios, quien creó el universo, es capaz de escribir un libro. Y que el Dios que es perfecto es capaz de escribir un libro perfecto. El punto no es sólo “¿Tiene la Biblia un error?”, sino “¿Puede Dios cometer un error?” Si la Biblia contiene verdaderos errores, entonces Dios no es omnisciente y es capaz Él Mismo de cometer errores. Si la Biblia contiene información errónea, entonces Dios no es veraz, sino un mentiroso. Si la Biblia contiene contradicciones, entonces Dios es el autor de la confusión. En otras palabras, si la inerrancia bíblica no es verdad, entonces Dios no es Dios. 4. La Biblia nos juzga, no viceversa. “Porque la palabra de Dios... discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreos 4:12). Nótese la relación entre “el corazón” y “la Palabra”. La Palabra examina; el corazón está siendo examinado. El reacomodar partes de la Palabra por cualquier razón, es voltear un verso de cabeza. Nos convertimos en los examinadores, y la Palabra debe ser sometida a nuestro “superior escrutinio.” Sin embargo Dios dice, “Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios?” (Romanos 9:20). 5. El mensaje de la Biblia debe ser tomado como un todo. No es una mezcla de doctrina sobre la que tengamos libertad de elección. A mucha gente le agradan los versos que dicen que Dios los ama, pero les disgustan los que dicen que Dios juzgará a los pecadores. Pero simplemente no podemos entresacar y elegir lo que nos guste acerca de la Biblia y desechar el resto. Si la Biblia está equivocada respecto al infierno, por ejemplo, entonces ¿quién dice que es verdadera al hablar sobre el cielo – o sobre cualquier otra cosa? Si la Biblia no puede contener verazmente los detalles sobre la creación, entonces tal vez los detalles sobre la salvación tampoco puedan ser confiables. Si la historia de Jonás es un mito, entonces quizá también lo es la historia de Jesús. Por el contrario, Dios ha dicho lo que ha dicho, y la Biblia nos presenta un cuadro completo de quien es Dios. “Para siempre, oh Jehová, permanece tu palabra en los cielos” (Salmos 119:89). 6. La Biblia es nuestra única norma para la fe y la práctica. Si no es confiable, entonces ¿en qué basamos nuestras creencias? Jesús pide nuestra confianza, y eso incluye confiar en lo que Él dice en Su Palabra. Juan 6:67-69 es un hermoso pasaje. Jesús justo había presenciado la partida de muchos que habían afirmado que lo seguirían. Entonces Él se volvió a los doce apóstoles y les preguntó, “¿Queréis acaso iros también vosotros? Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.” Que tengamos la misma confianza en el Señor y en Sus palabras de vida. Nada de lo que hemos presentado aquí debe ser tomado como un rechazo al estudio verdadero. La inerrancia bíblica no significa que debemos dejar de utilizar nuestras mentes o aceptar ciegamente lo que dice la Biblia. Somos exhortados a estudiar la Palabra (2 Timoteo 2:15), y aquellos que la escudriñan son elogiados (Hechos 17:11). También reconocemos que hay pasajes difíciles en la Biblia, así como sinceros desacuerdos sobre su interpretación. Nuestra meta es aproximarnos reverentemente y en oración a la Escritura y cuando encontremos algo que no entendamos, oremos más intensamente, estudiemos más, y – si aún así nos elude la respuesta – reconozcamos humildemente nuestras propias limitaciones ante la perfecta Palabra de Dios.