Un barrio donde abundaban la pobreza, la enfermedad y la brujería, hasta que Dios decidió usar la vida de un joven cristiano para hacer sobreabundar Su gracia.
Madin* es un hombre de clase baja que había sufrido maltrato por parte de sus vecinos de clase alta. Buscando la paz, se mudó con su familia a una gran ciudad. De esta manera, Madin, su esposa Ramana* y sus 3 hijos se establecieron en una pequeña choza en un barrio pobre. Sin embargo, las oportunidades de trabajo no mejoraron.
Madin tuvo que empezar a reciclar basura para generar ingresos. Madin se preocupaba por sus hijos. Sentía que estaba condenado a vivir como un marginado y que sus hijos heredarían su destino. Pero Dios no los había abandonado.
Madin y sus vecinos del barrio fueron visitados por un esforzado cristiano llamado Amaan*, quien les compartió del gran amor de Dios. La zona estaba llena de gente que creía en la brujería, predicarles era una misión imposible. Sin embargo, tenemos un Dios especialista en hacer posible lo imposible.
Mientras Amaan caminaba por las calles estrechas y fangosas de los barrios bajos, su corazón se quebrantaba por estas personas. Quería ayudarlos no solo a salir de la pobreza, sino también a encontrar el mayor tesoro que el hombre puede hallar: la salvación del alma que solo Cristo da.
La gente había cerrado su corazón al mensaje de vida del joven predicador. Pero Amaan no se dio por vencido. Dios lo había llamado, Dios lo ayudaría. Con esta confianza en el Señor, pudo entender que los niños de la zona necesitaban aprender a leer para que pudieran tener un mejor futuro. Y así inició una clase de alfabetización semanal para los niños.
Poco tiempo después, Amaan se dirigía a sus clases, pasó por una pila de basura y encontró a un niño rodando en la basura, cubierto de tierra; era el hijo menor de Madin. Por varios días había estado con una extraña actitud, sus padres no sabían qué hacer. Sin dinero para un médico, lo habían llevado con un brujo, pero el pequeño seguía igual.
Pero aquel día, Amaan se acercó al niño, extendió las manos y oró por Él con apasionado fervor. El pequeño se incorporó de inmediato y miró a Amaan. El espíritu que lo atormentaba se había ido. Entonces, sus padres y todos los vecinos se maravillaron del poder de Dios que les era desconocido hasta ese momento.
Este milagro hizo que Madin y Ramana creyeran en Jesús, y animaron a Amaan a visitarlos con frecuencia. Desde entonces, la casa de Madin se ha convertido en un pequeño templo donde se juntan todos los vecinos de la comunidad*. Todos con tanta sed de escuchar a Amaan compartir la Palabra de Dios. Todos con tanta necesidad de aprender más acerca de este Dios Todopoderoso.