Después de pasar años impidiendo el contrabando de Biblias en Corea del Norte, Park Chin-Mae fue tocado por el poder de las palabras de las Sagradas Escrituras. Hoy vive para servir a sus hermanos en Cristo, proveyéndoles la Palabra de Vida que alguna vez les negó.
Park Chin-Mae era un guardia norcoreano que vigilaba la frontera entre Corea del Norte y China, su función principal era mantener a los ciudadanos encerrados dentro de su propio país y prevenir el contrabando, especialmente de Biblias. Pero llegó el día en que Chin-Mae decidió convertirse en un desertor del régimen dictador y huir a través del río Yalu.
Cuando llegó a Corea del Sur, Chin-Mae comenzó a frecuentar cultos cristianos en un centro de reasentamiento, que ofrece asistencia a los refugiados. Él estaba encargado de colocar Biblias en los asientos antes del inicio del culto. Al cumplir la tarea, se dio cuenta que sostenía en sus manos el mismo libro que confiscaba al otro lado de la frontera.
Chin-Mae comenzó a leer la Biblia y luego se vio atraído a seguir al Cristo que encontró en sus páginas. "No lo leí como si fuera un libro cualquiera. Leí y guardé todas las palabras de la Biblia en mi corazón", dijo. “Ellos saben que la Biblia es su enemigo”, dice Chin-Mae sobre sus compañeros de la guardia de fronteras, según la organización VOM. Hoy vive para servir a sus hermanos en Cristo, proveyéndoles la Palabra que alguna vez les negó.
