Restos en Ascalón indican que muy probablemente provenían de Grecia, Creta (que menciona la Biblia), y quizás Cerdeña y la península ibérica.
El primer estudio de ADN extraído de un antiguo yacimiento filisteo ha aportado información genética singular sobre los orígenes de unos de los pueblos villanos más famosos del Antiguo Testamento.
Los autores de la Biblia dejaron claro que los filisteos no eran como ellos: este grupo «no circuncidado», según se describe en varios pasajes, procedía de la «tierra de Caftor» (la actual Creta) y se hizo con el control de la región costera del actual sur de Israel y la Franja de Gaza.
Combatieron con sus vecinos israelíes e incluso se apoderaron del Arca de la Alianza durante un tiempo. Entre sus representantes en la Biblia figuran el gigante Goliat, que fue derribado por el futuro rey David, y Dalila, que robó la fuerza del israelí Sansón al cortarle el pelo.
EL ORIGEN DEL PUEBLO FILISTEO:
Los arqueólogos modernos creen que los filisteos eran diferentes de sus vecinos: su llegada a las orillas orientales del Mediterráneo a principios del siglo XII a.C. está marcada por una cerámica con paralelismos próximos al mundo de la Antigua Grecia, el uso de un alfabeto egeo —en lugar del semítico— y el consumo de cerdo.
Un estudio publicado en la revista Science Advances, suscitado por el descubrimiento sin precedentes en 2016 de un cementerio en la antigua ciudad filistea de Ascalón en la costa meridional de Israel, aporta un enfoque intrigante sobre los orígenes genéticos y el legado de los filisteos.
La investigación parece respaldar su origen extranjero, como menciona la Biblia, pero revela que estos forasteros vilipendiados enseguida se casaron con personas de las poblaciones locales.
El estudio analizó el ADN de diez conjuntos de restos humanos extraídos de Ascalón y pertenecientes a tres periodos diferentes: un cementerio del Bronce Medio/Reciente (entre los años 1650 y 1200 a.C.), previo a la presencia filistea en la zona; entierros infantiles de finales del siglo XII a.C., tras la llegada de los filisteos a principios de la Edad del Hierro; y las personas enterradas en el cementerio filisteo a finales de la Edad del Hierro (siglos X y IX a.C.).
Las cuatro muestras de ADN de principios de la Edad del Hierro, todas de niños enterrados bajo los pisos de casas filisteas, incluyen proporcionalmente más «ascendencia europea adicional» en sus firmas genéticas (casi un 14 %) que las muestras prefilisteas de la Edad del Bronce (2 % a 9 %), según los investigadores.
Aunque los orígenes de esta «ascendencia europea» adicional no son concluyentes, los modelos más plausibles apuntan a Grecia, Creta (que menciona la Biblia), Cerdeña y la península ibérica.
Daniel Master, director de la Expedición Leon Levy a Ascalón y coautor del estudio, celebra los resultados como «pruebas directas» que respaldan la teoría de que los filisteos fueron inmigrantes procedentes de occidente que se establecieron en Ascalón en el siglo XII a.C.
«Encaja con los textos egipcios y otros que tenemos, y encaja con el [material arqueológico]» y el relato de la Biblia.
Algo que a los investigadores les parece insólito es que ese ADN europeo específico desaparece enseguida y es estadísticamente insignificante en las muestras de ADN del estudio recuperadas del cementerio de Ascalón solo unos siglos después de las tumbas infantiles.
Las tumbas filisteas posteriores tienen firmas genéticas muy similares a las poblaciones locales que vivían en la región antes de la aparición de los filisteos, “probablemente porque [los filisteos] celebraron matrimonios mixtos y este tipo de firma genética se diluyó dentro de la población local”
Para Master, lo más interesante es el hecho de que —pese a la rápida asimilación genética que atravesaron los filisteos— siguieron siendo un grupo cultural distinto que fue claramente identificable frente a sus vecinos durante más de cinco siglos, hasta que fueron conquistados por los babilonios en el 604 a.C. (EvangélicoDigital).