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JOHN WYCLIFFE PRECURSOR DE LA REFORMA EN INGLATERRA "PASTOR DE LA PALABRA" (Segunda parte)

Recordemos siempre con gratitud que Wycliffe fue el primer inglés en traducir la Biblia a su idioma, y así permitió que fuese entendida por el pueblo.

Probablemente hoy nos sea imposible comprender la dificultad de esta tarea. Posiblemente eran pocos, muy pocos, los que podían ayudar al traductor de este modo. No había imprenta, y todo el libro tenía que ser laboriosamente escrito a mano, y solo así, mediante manuscritos, podían realizarse copias. Inspeccionar la maquinaria y sistemas de nuestra Sociedad Bíblica en Blackfriars, y luego pensar en el estupendo trabajo que Wycliffe debe haber realizado, es suficiente para dejarnos sin aliento. Sin embargo, con la ayuda de Dios nada es imposible. El trabajo se realizó, y circularon cientos de copias. A pesar de todos los esfuerzos por suprimir el libro, y su destrucción por el tiempo, el fuego y manos desfavorables, no menos de 170 ejemplares completos se encontraron intactos cuando se reimprimió en Oxford hace unos cuarenta años, y sin duda muchos más están en existencia.

Probablemente no sabremos cuánto bien se hizo al traducir la Biblia, sino hasta el día final, y no trataré de hacer ninguna conjetura al respecto, pero no dudaré en afirmar que si hay un hecho más indiscutible que otro es este: que el que un pueblo posea la Biblia en su propio idioma es la mayor bendición posible sobre una nación.

Quinientos años han pasado desde la sepultura del primer traductor de la Biblia al inglés. Le pregunto a cualquiera hoy que mire un mapa del mundo y vea la historia que cuenta acerca del valor de una Biblia gratuita y de gran difusión.

¿Cuáles son los países donde se encuentran en este momento la mayor ignorancia, superstición, inmoralidad y tiranía? Los países donde la Biblia ha sido un libro prohibido o rechazado, tales como Italia y España, y los estados sudamericanos. ¿Cuáles son los países donde la libertad y moralidad pública y privada han alcanzado el más alto grado? Los países donde la Biblia es libre para todos, como Inglaterra, Escocia y los Estados Unidos. ¡Sí! Cuando sabes cómo una nación trata la Biblia, en general sabes qué clase de nación es. ¡Oh, que supiesen los gobernantes de algunas naciones que una libre circulación de la Biblia es el gran secreto para la prosperidad nacional, y que el modo más seguro de tener ciudadanos ordenados y obedientes es permitir acceso libre a las aguas vivas de la Palabra de Dios! ¡Oh, que las personas de algunos países viesen que una libre circulación de la Biblia es el principio de toda verdadera libertad, y que la primera libertad que debiesen buscar es la libertad para los apóstoles y profetas: libertad para tener una Biblia en cada hogar y una Biblia en cada mano! Bien dijo el obispo Hooper: “Dios en el cielo y el rey en la tierra no tienen mejor amigo que la Biblia”. Es un hecho sorprendente, que cuando son coronados los soberanos británicos, se les presenta una Biblia públicamente y se les dice: “Este libro es lo más valioso que este mundo ofrece”.

Este es el libro del que siempre ha dependido el bienestar de las naciones, y al cual están unidos los mejores intereses de cada nación en el cristianismo en este momento. Solo en proporción con cuánto se honre o no la Biblia, se hallarán en la tierra luz u oscuridad, moralidad o inmoralidad, verdadera religión o superstición, libertad o despotismo, buenas o malas leyes. Vengan conmigo y abran las páginas de la historia, y leerán las pruebas de estas afirmaciones en el pasado. Léanlo en la historia de Israel bajo los reyes. ¡Cuán grande era la maldad que entonces prevalecía! ¿Pero cómo extrañarse? La ley del Señor se había perdido de vista por completo, y fue hallada en los días de Josías en una esquina del templo. Léanlo en la historia de los judíos en el tiempo de nuestro Señor Jesucristo. ¡Cuán horrible el cuadro de los escribas y fariseos, y su religión. ¿Pero cómo extrañarse? La Escritura había sido “anulada” por las tradiciones de los hombres. Léanlo en la historia de la Iglesia de Cristo en la Edad Media.¿Qué puede ser peor que los registros que tenemos de su ignorancia y superstición? ¿Pero cómo extrañarse? Los tiempos eran oscuros, cuando los hombres no tenían la luz de la Biblia.

La llana verdad es esta: la Biblia es la madre de la libertad de pensamiento y de la actividad mental. Es un hecho curioso que la Casa de la Biblia Británica y Extranjera y las oficinas del British Times estén casi lado a lado.

¿Cuáles son las iglesias en la tierra que producen el mayor efecto sobre la humanidad? Las Iglesias que exaltan la Biblia.

¿Cuáles son las parroquias en Inglaterra y Escocia donde la religión y la moralidad son más fuertes? Las parroquias donde se distribuye y se lee la Biblia. ¿Quiénes son los ministros en Inglaterra que tienen más influencia real sobre la mente del pueblo? No los que están siempre gritando “¡Iglesia! ¡Iglesia!”, sino los que predican fielmente la Palabra. Una Iglesia que no honra la Biblia es tan inútil como un cuerpo sin vida, o una máquina de vapor sin fuego. Un ministro que no honra la Biblia es tan inútil como un soldado sin armas, un albañil sin herramientas, un piloto sin brújula o un mensajero sin noticias. Es una tarea barata y fácil para los católicos romanos, neólogos y amigos de la educación secular, burlarse de los que aman la Biblia; pero ningún romanista, neólogo o amigo de la mera educación secular nos ha presentado jamás una Nueva Zelanda, una Tirunelveli o una Sierra Leona como frutos de sus principios. Solo los que honran la Biblia pueden hacerlo. Estas son las obras de la Palabra, y las pruebas de su poder.

Este es el libro con el cual el mundo civilizado está en deuda por muchas de sus mejores y más loables instituciones. Pocos probablemente son conscientes de cuántas son las cosas buenas adoptadas por el hombre para el beneficio público cuyo origen se puede trazar claramente a la Biblia. Ha dejado huellas duraderas donde ha sido recibida. De la Biblia se extraen muchas de las mejores leyes que mantienen la sociedad en orden. De la Biblia se ha obtenido la norma de moralidad sobre la verdad, la honestidad y las relaciones de marido y mujer, que prevalece entre las naciones cristianas, y que, sin importar cuán débilmente la respeten en muchos casos, hace una gran diferencia entre cristianos y paganos. Le debemos a la Biblia esa misericordiosa provisión para el pobre hombre, el Día de Reposo. A la influencia de la Biblia le debemos casi toda institución humanitaria y caritativa que existe. Rara vez se pensaba en los enfermos, los pobres, los ancianos, los huérfanos, los lunáticos, los retrasados o los ciegos, antes de que la Biblia leudase el mundo. Pueden buscar en vano cualquier registro de instituciones que procurasen ayudar a estas personas en la historia de Atenas o de Roma. Por desgracia, muchos se burlan de la Biblia y dicen que el mundo podría seguir bien sin ella, sin considerar cuán grande es su deuda para con la Biblia.

Los infieles poco piensan, al yacer enfermos en alguno de nuestros hospitales, que le debe toda esa comodidad al mismo Libro que pretenden despreciar. De no haber sido por la Biblia, morirían en miseria, desamparados, desapercibidos y solos. Ciertamente, el mundo en que vivimos es muy inconsciente de sus deudas. Solo el día final, creo yo, dirá la suma total del beneficio conferido por la Biblia. John Wycliffe fue el primero en traducir este libro y darlo a los ingleses en su propia lengua materna. Repito, que si no hubiese hecho nada más, merecería ser recordado con gratitud por cada inglés cristiano, patriota y miembro de la Iglesia.

Tales son las cuatro razones principales por las que se debe honrar la memoria de John Wycliffe.

No les digo que este gran hombre no tuviese puntos débiles, ni que no abrazase opiniones discutibles, ni que fuese sano en toda su doctrina teológica. No estoy diciendo eso. Él vivió en una edad crepuscular, y tuvo que lidiar con muchos problemas en la divinidad sin la menor ayuda del hombre. Escribió mucho, y escribió apresuradamente quizá; y no pretendo respaldar todo lo que escribió. Como Lutero y Cranmer, en el comienzo no estaba claro en todos los puntos. Pero cuando considero su situación difícil, aislada y solitaria, solo me sorprende que haya sido tan libre de error como fue. Un hecho supera todos sus supuestos defectos. Ese hecho es que fue el primer traductor de la Biblia en la lengua inglesa. Cómo escapó sin una muerte violenta, y finalmente murió tranquilamente en su cama en Lutterworth, es un verdadero milagro, pero es evidente que Dios lo protegió de una manera milagrosa. “La tierra ayudó a la mujer”. Fue Dios quien levantó a John de Gaunt y a la Princesa de Gales para favorecerlo a él. Fue Dios quien envió el terremoto que rompió un Sínodo de Londres, cuando estaba a punto de condenarlo. Fue Dios quien inclinó a la Universidad de Oxford para darle apoyo.

El Concilio de Constanza aún no había puesto el ejemplo de quemar a los herejes. El Concilio de Trento aún no había cristalizado y formulado toda la doctrina papista. Pero, sobre todas las cosas, veo la mano de Dios sobre Wycliffe, la mano de Aquel que dijo: “Cuando los caminos del hombre son agradables al Señor, aun a sus enemigos hace que estén en paz con él”. ¡Sí! La mano sobre Wycliffe era la mano crucificada de Aquel que dijo a los apóstoles: “Yo estoy con vosotros todos los días”; la mano de Aquel que dijo a Pablo en Corinto: “No temas, sigue hablando y no calles; porque yo estoy contigo, y nadie te atacará para hacerte daño”. Era inmortal hasta que terminase su obra.

Conclusión

Concluiré ahora este artículo señalando algunas conclusiones prácticas que debemos extraer de todo este tema.

1. Decidamos entonces aliarnos en torno a los principios fundamentales de Wycliffe y abrazarlos con más firmeza que en el pasado. La supremacía y suficiencia de la Escritura, la absoluta necesidad de vigilar y resistir las peligrosas pretensiones de la Iglesia de Roma, la inmensa importancia de la predicación de la Palabra de Dios: estas son una base sobre la cual todos los protestantes ingleses deben unirse y trabajar de todo corazón.

2. Aprendamos el asombroso poder e influencia que un hombre posee si avanza por Cristo con valentía y tiene el coraje de sus opiniones. Un Moisés, un Elías y un Juan el Bautista, un Pablo en Corinto, un Savonarola en Florencia, un Lutero en Alemania, un Zuinglio, un Wesley, un Whitefield, un Romaine en Londres, pusieron a miles a pensar y sacudieron al mundo durmiente. Queremos más audacia entre los amigos de la verdad. Hay demasiada tendencia a sentarse quietos y esperar comités y contar a nuestros seguidores. Queremos más hombres que no teman levantarse solos, como lo hizo Wycliffe.

3. Por último, no olvidemos que el Señor Dios de John Wycliffe no está muerto, sino vivo. Los hombres cambian. Cada día se proclama algo nuevo. ¡Una manipulación más libre de la Escritura! ¡Una teología más general y flexible! Esto es lo que muchos anhelan ver. Sin embargo, si deseamos hacer bien, no queremos más que el antiguo evangelio. Jesucristo nunca cambia. Pasados quinientos años, Él sigue siendo el mismo. No le falló al Rector de Lutterworth, y no nos fallará a nosotros si andamos en sus pasos.

J.C. Ryle fue un escritor, pastor y predicador evangélico. Entre sus obras se encuentra Christian Leaders of the Eighteenth Century (Líderes cristianos del siglo xviii) (1869), Meditaciones sobre los evangelios (7 volúmenes, 1856-1869), Principles for Churchmen (Principios para miembros de iglesia) (1884). Ryle fue descrito como un hombre de presencia imponente y vigorosa al defender sus principios, aunque lo hacía con una cálida disposición. También se le atribuye éxito al evangelizar a la clase obrera.

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