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¿Qué había en el corazón de la Reforma?

Desde el momento en que Lutero entendió que la justicia de Dios es un regalo completamente inmerecido leyendo Romanos 1, lo consideró la verdad más importante del mundo. La justificación era el corazón de la Reforma, la cuestión fundamental.

No todo el mundo lo comprendió como Lutero lo hizo, pero la experiencia de Lutero con Romanos 1 se convertiría en el hilo central de la Reforma: además, la cuestión fundamental de la justificación habría de ser descubierta a lo largo de toda la Biblia. La justificación era lo que hizo de la Reforma, la Reforma. Y para todos aquellos que aceptaban que Dios declara justos a los pecadores de manera gratuita, era una doctrina de consuelo y gozo.

No es que la importancia de este mensaje haya desaparecido con el paso de los años. Hoy en día se nos bombardea continuamente con el mensaje de que cuanto más atractivos seamos, más nos amarán. Aunque en principio no está relacionado con Dios, sigue siendo una religión de obras que está profundamente asumida. Frente a ella, la Reforma tiene las más resplandecientes buenas nuevas. En palabras de Lutero: “los pecadores son atractivos porque son amados; no son amados porque son atractivos”.

Si la justificación por medio de la fe solamente era la cuestión fundamental de la Reforma, la suprema autoridad de la Biblia fue su soporte. Para conseguir una reforma sólida, Lutero tuvo que adoptar la postura de que el único fundamento seguro para la fe son las Escrituras (sola Scriptura). La Biblia había de ser reconocida como la autoridad suprema y debía permitírsele contradecir e invalidar cualquier otra afirmación, o de otra manera ella misma quedaría invalidada. En otras palabras, la simple reverencia por la Biblia y reconocer que tiene cierta autoridad nunca habría sido suficiente para propiciar la Reforma.

La sola Scriptura era la llave indispensable para un cambio profundo y saludable.

Michael Reeves es presidente y profesor de teología en Union School of Theology en Oxford. Es autor de Delighting in the Trinity, Rejoicing in Christ, y The Unquenchable Flame: Discovering the Heart of the Reformation.

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