Las autoridades que están bajo la ideología comunista ven a los cristianos como un grupo peligroso capaz de movilizar fácilmente a muchas personas. La provincia de Binh, en la parte central del país, es uno de los lugares donde los gobernantes persiguen cada día más a los seguidores de Jesús.
Los funcionarios provinciales interrumpen las celebraciones cristianas y exigen que se cierre toda reunión en nombre de Jesús. En Vietnam, las autoridades invaden las iglesias y golpean a los participantes, los aíslan e instalan cámaras para monitorear las actividades.
Las autoridades también anuncian a través de altavoces que todo poblador tiene el deber de aislar a los cristianos, y que si alguno de ellos realiza actividades religiosas, sería arrestado. “No permitimos que los miembros de la iglesia se reúnan en un solo lugar. Si quieren orar o adorar, háganlo en casa, solo con la familia”, dijo un funcionario a los cristianos.
La situación sigue siendo alarmante. Los líderes locales de Vietnam ahora tienen una nueva modalidad de ataque: van de casa en casa prohibiendo a todos profesar la fe, e incluso los obligan a firmar un documento para negar a Jesús. Además, a las iglesias que buscan registrar sus eventos, se les niega las solicitudes e incluso se les amenaza con arrestarlas si insisten en continuar funcionando.